Ya hemos superado el inicio del año 2018 y no vislumbramos novedades significativas en nuestra factura de la luz. La inestabilidad y la tendencia al incremento se mantienen por quinto año consecutivo. Y ello, pese a que el Gobierno ha congelado la parte regulada de la tarifa de la luz para 2018, lo que supondría entorno al 60% del total. Sin embargo, según estimaciones de distintos inversores que operan en el mercado de futuros, el precio de la luz subirá, aproximadamente, un 2,5%. Esto supone un precio del megavatio hora (MWh) de 55,66 €, según el operador OMIP, órgano de derivados del Mercado Ibérico de la Electricidad, que promueve los precios de referencia de España y Portugal para el futuro. La solución: encontrar medidas de ahorro en la factura de la luz con soluciones de eficiencia energética.
El año 2017 ya acabó advirtiendo de esta posible subida. De hecho, los hogares españoles sufrieron, durante el mes de diciembre, un incremento en su recibo de la luz de un 4,6%. En términos generales, el año pasado supuso un encarecimiento del 10% en nuestras facturas eléctricas, según un informe de la organización de consumidores FACUA. Este organismo ha calculado el comportamiento de la factura de electricidad por una familia media española con cifras del 2017. Esto se traduce en un incremento que ha oscilado entre los 70 y los 80€ por familia.
Ese incremento, se debe a diversos factores. Las fuentes institucionales citan las carencias en energías renovables: la sequía y la falta de viento han disminuido la producción de energía eólica e hidráulica. Ello ha llevado al uso del gas y el carbón para la producción energética. Ambas, fuentes más caras. Y contaminantes. Mientras que, desde diversos sectores sociales se culpa a una ausencia de definición regulatoria, ya que las subidas no son puntuales, sino regulares y continuadas.
Pese a la congelación del término fijo, o parte regulada, el aumento en la parte variable es la que supondrá un mayor esfuerzo en el bolsillo de los consumidores. Nos referimos al consumo de energía, que está determinado por las fuentes empleadas para la producción energética. Pero también se determina por los costes marcados un mercado mayorista carente de regulación por parte del gobierno.
El precio de la energía, en sí misma, representa alrededor de un 35% del importe del recibo de la luz para los consumidores con tarifa regulada. El resto de la factura viene dada por los peajes de acceso, con un total del 45%, y los impuestos que suponen el 20% restante. (Fuente: Ministerio de Energía).
Eficiencia energética frente a las subidas del recibo de la luz
Las soluciones de eficiencia energética se hacen, cada vez más, necesarias y urgentes. El incremento de la factura fue más visible durante el segundo semestre del año. Alrededor de un 18% más, debido al uso de gas y carbón. Según apunta Red Eléctrica Española (REE), el 7,5% de la generación energética de este año tiene su origen en la energía hidráulica. Ese descenso se demuestra si comparamos con el año 2016, cuando la energía hidráulica suponía el 14,6% de la generación energética. Mientras tanto, otras fuentes como la nuclear supusieron el 22,7%. O el carbón, el 17,3%. Por su parte, la solar fotovoltáica representó solo el 3,4% de producción energética.
Sin embargo, la acuciante sequía no es tan determinante en el precio. De hecho, el porcentaje que representa actualmente la energía hidráulica no es fuente fundamental en la generación eléctrica. Y por tanto, no determina que España esté a la vanguardia de las subidas del precio de la luz en Europa.
Campeones de Europa en subidas en la factura
Eurostat, la Oficina Europea de Estadística, arroja luz al respecto y determina que el consumo doméstico español es el que paga la luz más cara de Europa. Esto se traduce en un coste de 0,20€ por kwh para os consumidores españoles. Le siguen los valores de Croacia (0,16€), Alemania (0,13€), o Francia (0,10€). Aunque también hay que pensar que el nivel de renta de estos dos últimos es significativamente superior al de España.
En resumen, la última década ha supuesto un incremento exagerado en la factura de la luz en España. Este incremento roza el 55% y se acerca a los niveles más caros de la Unión Europea, como Alemania. Pero como indicábamos, con la diferencia de de renta entre ambos países.
¿Qué puedes hacer tú para lograr el ahorro energético?
Ante la situación descrita, el consumidor final se siente indefenso. Y pese a que no parece tener muchas vías de actuación, si es cierto que puede tomar acciones de eficiencia energética que repercutan en su consumo final y que la factura eléctrica se reduzca.
De hecho, lograr la eficiencia energética en nuestros hogares es básico para obtener ahorro. Pero aún más lo es en las empresas y negocios, cuyos gastos energéticos suelen ser superiores a los domésticos. Una empresa o negocio se sustenta en su capacidad competitiva y en hacer rentable su consumo y gasto. Pero, ¿cómo hacerlo?
Básicamente, siendo más eficiente en el consumo energético. De esta manera no solo aumentaremos la competitividad de nuestra empresa. También aportamos valor sobre aspectos tan básicos y fundamentales como la sostenibilidad y el respeto al medioambiente. Cada vez existe una mayor preocupación por la sostenibilidad medioambiental. Y los valores sociales deben estar alineados con esta causa. La eficiencia energética es el camino.
De tal manera que debemos empezar a implementar métodos de ahorro y eficiencia energética. En beneficio de todos, pero sin olvidar el ahorro que puede suponer en nuestras casas o empresas.
Conocer nuestro consumo energético nos permite ahorrar
Existen ciertas pautas ineludibles para que alcances la eficiencia energética más óptima. Aunque, como apuntábamos al principio, el incremento previsto para 2018 en la luz viene del consumo de energía en sí mismo, la parte fija de potencia contratada también es importante.
Para empezar, es necesario revisar nuestra potencia contratada. En la última década hemos visto que cualquier particular o profesional se conoce, al dedillo, todas las tarifas de telefonía móvil. Pero no sucede lo mismo con la información que el usuario tiene de sus tarifas eléctricas.
En España, la tradición dice que muchas empresas se “resignan” a contratar una tarifa y potencia sin una base sólida de conocimiento del consumo real del que hacen uso.
Tal vez estemos haciendo uso de una potencia no adecuada. Quizá, nuestra potencia está por encima de nuestras necesidades. En nuestro hogar, cuando hacemos un uso excesivo de la potencia contratada, salta el automático. Pero en la mayoría de empresas y negocios suelen tener una potencia superior a 15 kW. Una potencia habitual en cualquier bar o comercio, por no hablar de empresas de mayor envergadura. En este caso no hay automático que nos avise de falta de potencia. Lo que hay es penalización por superar dicha potencia contratada. Y ahí la factura se incrementa en proporción a nuestro enfado.
¿Qué soluciones podemos adoptar para nuestra eficiencia energética?
Existen diversas soluciones que podemos llevar a cabo para equilibrar y optimizar nuestro consumo. Por ejemplo, adoptar un sistema de alerta que nos avise de un exceso de potencia contratada es un buen inicio.
Cada vez existen más sistemas de monitorización y telemedida que nos avisan de este tipo de contratiempos. Son “herramientas” que nos permiten conocer cuando tenemos un exceso de consumo respecto a nuestra potencia contratada. De esta manera evitamos sobresaltos en la factura. Este tipo de sistemas también ofrecen ciertas mejoras y eficiencia en el control sobre los consumos individuales de maquinaria para las empresas. O incluso nos permiten adelantarnos a una posible avería.
Todos estos aspectos técnicos implican una mayor eficiencia en nuestros consumos eléctricos. Los sistemas de monitorización y telemedida nos permiten acceder a análisis y comparativas de consumo en distintos periodos, que nos darán pistas para realizar los ajustes más efectivos y poder actuar sobre nuestros consumos. Ahorrar, en definitiva.
Por todo ello, es fundamental conocer la potencia más adecuada para nuestros consumos energéticos. Y para ello, debemos medir nuestros consumos con los citados sistemas de telemedida. Esto nos permite obtener indicadores que nos permitan conocer qué ahorro podemos alcanzar con un consumo eficiente. Y, como ha sucedido en muchas empresas y negocios, lograr ahorrar entorno a un 20% en las facturas de la luz.
Otras formas efectivas de ahorro
Existen otras estrategias efectivas para optimizar nuestra eficiencia energética y reducir nuestros consumos y, por tanto, nuestra factura de la luz. Por ejemplo, en los últimos años se ha hablado mucho de la eficiencia de las luces LED. Cambiar nuestras viejas bombillas por luminaria LED implica ahorros significativos en nuestra factura de la luz. Y no solo nos referimos al ahorro energético, sino también a la potencia que requieren. Sin embargo, como sucedía con la adecuación de nuestra potencia, el cambio de dispositivos lumínicos también requiere un análisis del consumo de la potencia de luminaria más óptima, en función de nuestras necesidades.
Este aspecto afecta a todo tipo de consumidores. Desde los domésticos, a los negocios y empresas. Sin embargo, hay otro aspecto que afecta solo a empresas de mayor tamaño, cuyos consumos son superiores. En este caso, debemos revisar otros aspectos del consumo para lograr la mayor eficiencia energética.
En el caso de estas grandes y medianas empresas debemos analizar la capacidad y el rendimiento de su instalación eléctrica. Una de las razones para ello es conocer el consumo de energía reactiva. Un consumo excesivo de este tipo de energía implica una penalización en la factura. Para evitarlo, podemos hacer uso de las baterías de condensadores. Unos sistemas que mejoran la estabilidad y la calidad del suministro eléctrico
Las baterías de condensadores permiten compensan la energía reactiva y adecuarla a nuestra instalación. De tal manera que evitaremos consumir desde la red eléctrica. Esto supone ahorro y evitar la penalización en nuestra factura.
Cada vez más negocios apuestan por contar con una batería de condensadores para incrementar su eficiencia energética.
La clave es la concienciación energética
Frente a las políticas de incremento previstas para 2018, el consumidor solo puede tratar de hacer un consumo más eficiente y responsable. Controlar el consumo de energía es una apuesta de cada vez más usuarios. Así como la revolución de la telefonía móvil trajo un mayor conocimiento de los consumos y tarifas por parte de los consumidores, el consumo energético debe ser también una preocupación por parte de la ciudadanía. Es una forma de compensar las elevadas tarifas eléctricas. Para ello, los equipos de monitorización y telemedida permiten conocer y evaluar, en tiempo real, nuestros consumos de energía. Y así, tener el control total sobre nuestra factura.
Además, este ahorro se mide en términos de eficiencia energética. Un consumo sostenible permite el crecimiento de nuestro negocio, pero también evita sobre costes, eficiencia y respeto por el medio ambiente. Un elemento crucial en la salud de un país y de su sociedad. De la cual, todos formamos parte.