Los expertos señalan que existe una fuerte dependencia energética de España que está afectando
muy gravemente a los precios de la electricidad. Pero esto no es solo algo que se viva a nivel
nacional: hay todo un problema y un debate en el ámbito internacional sobre el modelo energético a seguir, y muy especialmente en la zona Euro. ¿Qué es lo que falla y cómo puede solventarse?
Crisis del gas
¿Por qué se dice que el continente europeo está sumido en un problema de suministro de gas? Lo
cierto es que se trata de un nuevo cambio de escenario, en este caso a nivel mundial. Aunque cada
zona geográfica presenta diferencias, todas se están viendo afectadas en mayor o menor medida por la salida de la pandemia. Con ello las industrias y empresas han vuelto a reactivar su economía,
generando así un efecto demanda que ha provocado un importante aumento en los precios.
Además de esto, Europa presenta una serie de condiciones específicas, como son las siguientes:
El efecto de un invierno más frío: las bajas temperaturas que está atravesando la región provocan
que se utilicen más los sistemas de calefacción, y que aumente el consumo de gas.
La eliminación progresiva del carbón y el bajo rendimiento que ha tenido este año el sector eólico.
Esto ha impedido que se pudiese obtener energía de otras fuentes alternativas.
Se produce mucho menos gas dentro del propio continente. El mayor productor, que era Países
Bajos, está dejando poco a poco de explotar este recurso.
Esto ha hecho que la subida de precios haya resultado mucho mayor de lo esperado. Además,
durante la pandemia la inversión en mantenimiento de este tipo de energías se resintió mucho, y su producción no ha vuelto a los niveles previos a 2019. Todo esto ha provocado que las reservas de
gas en Europa sean sensiblemente inferiores a las de otros años. Si en la temporada anterior
rondaban en torno al 94% del consumo, actualmente están alrededor del 74%… Y esto ha hecho saltar las alarmas.
Efecto en España
¿Y qué situación particular vive España? Lo cierto es que su dependencia de la energía exterior es
mucho mayor a la de la media del resto del continente. Mientras que en Europa se necesita un 50% de energía importada, en el caso de España es un 75%. Y esto, obviamente, compromete mucho más su situación.
Para empezar, en lo que a gas se refiere, no solo utiliza el que viene de Rusia: España también
consume el procedente de Argelia. Pero, a causa de la situación política en el Magreb y el conflicto
entre Argel y Rabat, este país cerró el gaseoducto que llegaba a España a través de Marruecos.
Ahora, en principio, el combustible llegará por barco… Pero esto, nuevamente, producirá un
encarecimiento de la electricidad.
Así pues, ¿cómo afectará la crisis del gas a España? Es difícil precisar. Principalmente, a través de
un aumento de precios; y eso en un estado que, de por sí, ya está tratando de buscar nuevas fuentes de energía. Aunque los expertos insisten en que tenemos buenas reservas de gas, es posible que esto no sea suficiente para limitar el aumento de los precios.
Dependencia energética
Esta crisis del gas y su efecto en España demuestran que es imperativa una reestructuración del
modelo energético del país. Para empezar, esta situación no solo genera debilidad y exposición frente a la volatilidad de los mercados: también significa que el país cuenta con una energía mucho más cara que la de la media.
Además, obviamente, es más económico y fiable producir que comprar; de ahí que uno de los
objetivos prioritarios sea el de encontrar fuentes sostenibles y propias de energía.
Otro conflicto está relacionado con el tipo de energía que se importa. Los combustibles fósiles y
contaminantes, como es el caso del petróleo y del gas, no representan un modelo sostenible a largo plazo y no puede garantizar una adecuada transición ecológica al país. Motivo por el cual va a ser preciso moverse hacia focos de energía más sostenibles.
Por otro lado, las exigencias energéticas del país crecen, agudizando la subida de precios y la
sensación de inseguridad. Es por eso que el país y el gobierno se han fijado como objetivos transitar hacia un modelo limpio, sostenible, de ahorro y de eficiencia energética. Esto quiere decir que es necesario aprovechar más y mejor la energía de la que se dispone; avances que permitan
aprovecharla en su práctica totalidad favorecerían tanto la reducción de su precio como el
ahorro a nivel doméstico, empresarial e incluso estatal.
En suma, el problema de dependencia energética de España es muy antiguo, y es la principal causa
de los elevados costes de la electricidad en la actualidad. Por eso hay un debate encima de la mesa
acerca de cómo remodelar el sector energético, acercándose siempre hacia sistemas sostenibles
basados en energías renovables.